¿Sabías que tener un jardín vertical en la fachada de un edificio puede ser un excelente aliado como regulador de la temperatura del interior?
Veamos el impacto que supone un muro vegetal en beneficio del aislamiento térmico.
Una de las consecuencias del conocido cambio climático es el calentamiento global del planeta, registrando los años más cálidos, desde que se dispone de datos (finales del siglo XIX), dentro del último decenio. Sin duda, en los años próximos vendrán inviernos fríos y estaciones intermedias templadas, pero también muchos veranos en los que nos veremos obligados, sobre todo en determinadas localidades, a recurrir a la climatización para hacerlos más llevaderos. Por ello un jardín vertical en un edificio puede mejorar la regulación de temperatura.
Opción importante para mejorar el aislamiento térmico en edificios
Los jardines verticales se han convertido en una opción muy interesante para mejorar el aislamiento térmico de la envolvente, constituyendo herramientas de diseño pasivo para el ahorro de energía en los edificios. Al instalarse en fachadas exteriores permiten lograr una importante reducción de la temperatura de la cara exterior, especialmente en estaciones cálidas. Además, la vegetación presente en estos sistemas aporta numerosos beneficios para el medio ambiente, como la generación de oxígeno. Desde una escala urbana, las fachadas ajardinadas constituyen un instrumento importante en la lucha contra el calentamiento global.
Resultados de los estudios sobre aislamiento térmico y de temperatura con jardines
Tras numerosos proyectos de investigación realizados en universidades de todo el mundo, los resultados permiten asegurar que, con la instalación de fachadas ajardinadas, es posible obtener reducciones de más de 10º C, que se traducen en importantes ahorros de energía eléctrica debida a refrigeración y ventilación. Algunos estudios estiman estos ahorros en hasta un 5% por cada grado centígrado de temperatura que reduce el jardín.
Versiones más avanzadas de ajardinamiento vertical, combinados con sistemas de ventilación, los denominados «jardines verticales activos», permiten maximizar estos beneficios. En Terapia Urbana arrancamos nuestra andadura empresarial muy enfocados en la investigación de este tipo de sistemas, lo que nos permitió obtener grandes avances en el desarrollo de nuestros sistemas pasivos.
Jardines Verticales para aislar temperatura y mejoras a nivel térmico
A raiz de los prototipos realizados en la Universidad de Sevilla, pudimos obtener interesantes lecturas de datos, aunque actualmente, el mercado de los sistemas de los jardínes verticales activos está mucho más limitado , debido a la complejidad técnica y el mayor coste que suponen , frente a los sitemas pasivos. Según explica Antonio Franco, profesor de la Universidad de Sevilla y uno de los impulsores de Terapia Urbana:
«la estructura ajardinada actúa como intercambiador de calor y masas, disminuyendo la temperatura y aumentando la humedad y, de forma complementaria, gracias al componente vegetal, actúa como bioflitro depurador de la corriente que lo traspasa».
Este biofiltro natural «retiene partículas exteriores como el polen, que pueden producir alergias, o gases contaminantes y nocivos para la salud como el óxido de nitrógeno o el dióxido de carbono, emitidos, por ejemplo, por los motores de los coches«.
Resumen y conclusiones finales sobre jardín regulador de temperatura
En resumen, un jardín vertical en fachada de un edificio como regulador de temperatura, supone un excelente aliado en la regulación pasiva de la temperatura del interior, al tiempo que permiten reducir el consumo de energía en la edificación. Además, lejos de impactar negativamente en la estética del edificio, su indudable aporte paisajístico nos permite disfrutar de un tapiz natural lleno de belleza viva y cambiante.
En la imagen, jardines verticales exteriores en el Hotel Mercure Katowice Centrum, en Polonia (intalador: Hadart Polska)